A muy temprana edad y de la mano de su padre, aprendió a trabajar la tierra, a amar el campo, actividad que no solo se convirtió en su sustento económico, sino en su pasión, la misma que está inculcándole a sus hijos, quienes también se dedican a este oficio, vital para la supervivencia misma de la humanidad.
Es tanta su pasión y ha llegado a comprender tanto el proceso de producción, que se guía por las fases lunares, que se han convertido en su “manual de instrucción”, método que –asegura- le ha dado excelentes resultados y óptimos rendimientos.
Arcadio Egizio es un agricultor de tradición. Lo dicen sus más de 45 años dedicado a la agricultura y a la ganadería, en la finca Negroncito, ubicada en la parroquia Uveral del municipio Esteller.
“Desde los 12 años, aupado por mi papá, trabajo en el campo”, dice con orgullo este descendiente de italianos, del numeroso grupo que llegó a Venezuela durante la II Guerra Mundial, y que se dedicó en su mayoría a labores agrícolas.
Desde hace muchos años, Egizio ha comprobado que las fases de la luna influyen, de una manera u otra, en sus cultivos, y que junto a semillas de altísima calidad, lo han llevado a obtener extraordinarios rendimientos.
“Trabajamos con la luna. En el primer palo de agua hay que fijarse en qué fase está la luna y de allí uno se guía; si no se pierde el hilo a la luna, el éxito está garantizado. Nosotros nunca hemos perdido una plantación de maíz”, asegura.
Del arroz al maíz
En un principio, Egizio se dedicaba al cultivo del arroz, cereal con el que también fue muy exitoso.
-Al arroz lo conozco desde que se siembra hasta que uno se lo lleva a la boca, es un cultivo que me dio muchas satisfacciones, pero la situación del país y la experiencia que tuve en los primeros lotes con Aproven, me llevó a dejarlo a un lado y a sembrar de lleno el maíz amarillo, señala.
En la actualidad, sus tierras las dedica a este cereal y a un centro de recría ganadera de alta tecnología, actividades que lleva adelante con sus hijos.
Ganar-ganar
Hace 15 años, cuando nació la Asociación de Productores Agrícolas de Venezuela (Aproven) y estimulado por su presidente, Arcadio Egizio comenzó a experimentar con el cultivo de maíz amarillo.
Para ese entonces –recuerda- sembré pocas hectáreas y me fue muy bien; por eso y por la insistencia de Nicolás Romano, dediqué mis tierras de uso agrícola exclusivamente a este cultivo.
-Con Aproven trabajamos en unión, ellos cumplen y nosotros cumplimos. El pago es excelente y a tiempo. Un ejemplo es este año donde con toda y la situación que vive el país, logramos sembrar 300 hectáreas de maíz amarillo, previendo un rendimiento de 7 mil kilos por hectárea, comenta.
Para Egizio es un orgullo ser uno de los productores que gasta menos y obtiene mayores rendimientos. Su secreto: “la constancia en el trabajo, estar permanentemente pendiente del cultivo, que no se pierda una siembra, que todo nos vaya bien”.
“Me ha ido muy bien con Nicolás. Entre otras cosas, la atención oportuna en cuanto a insumos de primera calidad, nos han permitido extraordinarios rendimientos. En una oportunidad, con la semilla Pioneer obtuvimos un rendimiento de 12 mil kilos por hectárea, que es el máximo que hemos obtenido”, destaca.
Pese a las dificultades, Egizio es optimista con respecto a la agricultura. “Cuando recorro la finca y veo el maíz creciendo, siento una fuerza interior indescriptible, me revitalizo; me convenzo de que vamos a salir adelante y que el futuro económico de este país está en la agricultura”, asevera.