Pasión, compromiso y entrega son tres palabras que definen a quienes se dedican a las labores de campo y a la noble tarea de producir alimentos.
Es el caso del productor Ángel José Castillo Maya, quien lleva en su ADN, en su sangre, el amor por el campo, ese que heredó de su padre y que con orgullo asume.
“Uno tiene que amar lo que hace y, en mi caso, siempre me he criado en el campo, ayudando desde pequeño a mi papá. Es un trabajo duro pero necesario”, indica Castillo Maya.
Desde muy pequeño se metió de lleno en el campo, actividad que solo interrumpió cuando se alistó en las Fuerza Armada. Una vez cumplida esta etapa, regresó a las labores agrícolas.
Desde 2012, Castillo Maya – quien se dedica al cultivo de maíz amarillo en el caserío Choro Soteldeño en Rio Acarigua- forma parte de los agricultores afiliados a la Asociación de Productores Agrícolas de Venezuela (Aproven), una década en la cual ha logrado ver cristalizado su sueño de rescatar y poner a producir las tierras de su padre.
Por razones que no vienen al caso, esas tierras se perdieron, todo se fue a la deriva. “Puse todo mi empeño y no solo rescaté las tierras de mi padre, también las de mi suegro y esto fue posible gracias al apoyo incondicional de Aproven y de su presidente, Nicolás Romano.
“Romano no le niega a uno nada y esto no lo hace cualquier compañía. Su apoyo fue fundamental para que recuperara las tierras y las pusiera a producir, contribuyendo, además, a la unión familiar. Hoy puedo decir con orgullo que somos una familia comprometida con la producción de alimentos”, resaltó.
Apoyo decidido
Castillo Maya siembra maíz amarillo en una superficie de 90 hectáreas y con el apoyo financiero y técnico de Aproven, ha logrado excelentes rendimientos por hectárea, en un promedio de 6 a 7 mil kilos.
“Hay que trabajar bien la agricultura para evitar ir a la quiebra. Para eso es importante seguir todas las pautas que dan los técnicos, desde que se comienza a preparar las tierras hasta que se cosecha el último grano. Esto es lo que garantiza que uno pueda tener ganancias”, agregó.
El productor reiteró que le gusta trabajar con Aproven, “porque aquí no se le niega nada a uno. Romano ayuda al productor ante cualquier necesidad, bien sea con dinero, repuestos, aceite; claro está que uno también debe retribuir esto teniendo una buena cosecha, con altos rendimientos. No todos los años son buenos, pero debemos dar siempre lo menor de nosotros”.
Castillo Maya se siente optimista en cuanto a los rendimientos que tendrá este año, que espera entre 7 y 8 mil kilos de maíz por hectárea y avizora que hasta que el cuerpo aguante, estará en el oficio de producir alimentos.
“La agricultura es primordial para la humanidad porque sin agricultura no hay comida y eso es lo que necesitamos todos los días”